CARNAVALES EN LA ESQUINA DE MI CASA
Abstracto de Sandra Pazo.
Como he dicho ya en otras oportunidades el abstracto absoluto en lo visual no existe, se intenta pero es una utopía y eso la pintora lo sabe. Si no hay ninguna sugerencia figurativa pues la mente del artista y del observador la intuyen, la crean, comparan. Ya de por si decir “Abstracto” es una figuración, es un algo que el ser humano va incorporando como un algo que tiene un sentido, un nombre, y hace comparaciones, idealizaciones, incluso cosas que ya tenemos de antiguo en nuestra mente y en la mente social…. Una máscara, un antifaz, un cuerpo, alguna identidad. Todo eso es inevitable, tenemos la capacidad de bautizar cada pensamiento cada idea, cada minúsculo movimiento del ser o de la materia.
En este cuadro Sandra Pazo no intenta al absoluto y en lo que vemos está ese universo que nombra el título. Carnavales en la esquina de mi casa es una narración personal pero dice cosas universales… cuenta que el carnaval es un espacio- tiempo determinado rodeado de un azul grisáceo que lo enmarca por tres de sus lados mientras el hecho carnavalesco se apoya en los rojos de euforia, liberalidad o libertinaje que va impregnando todos los intersticios del carnaval. Ese espacio tiempo al que desde antiguo asignamos un papel preponderante en nuestras vidas está lleno de burbujas de racionalidad que nos dan una direccionalidad de comportamiento, individual y social conforme a normas establecidas pero durante el carnaval se rompen esas líneas “nos quitamos la máscara” que el resto del año nos permite mantener el equilibrio pero ese equilibrio esta, se va llenando de tensiones y eclosiona en ese espacio tiempo.
Siempre que se desarrollan fiestas, estas son pequeños carnavales, un desenmascararse creyendo que nos ponemos un antifaz y sucede que nos quitamos la máscara para ser nosotros mismos, liberados de trazos directrices de camino a recorrer… pero mansamente regresamos, al terminar la fiesta a eso que se llama realidad y usamos la máscara del comportamiento, de la verdad o la mentira, del ser o no ser.
Para Sandra, en la esquina de su casa (como en la esquina de la vida de cada uno) existe ese carnaval, el que se vio y aprendió en la niñez, donde el juego inocente o no nos hace participes de una libertad desconocida y vamos guardando los episodios…. La tinaja, el balde, harina, colores, y en cada rincón del planeta con sus climas y en el hoy los boliches, la música a volumen... En general el desenfreno… y una sociedad no debería invertir los términos “todo el año carnaval” y acotar tan solo quince días de meditación y razón. Hagamos como ella propone, respetemos ese espacio tiempo, acotémoslo sin perder la razón ni el espíritu.
Abstracto de Sandra Pazo.
Como he dicho ya en otras oportunidades el abstracto absoluto en lo visual no existe, se intenta pero es una utopía y eso la pintora lo sabe. Si no hay ninguna sugerencia figurativa pues la mente del artista y del observador la intuyen, la crean, comparan. Ya de por si decir “Abstracto” es una figuración, es un algo que el ser humano va incorporando como un algo que tiene un sentido, un nombre, y hace comparaciones, idealizaciones, incluso cosas que ya tenemos de antiguo en nuestra mente y en la mente social…. Una máscara, un antifaz, un cuerpo, alguna identidad. Todo eso es inevitable, tenemos la capacidad de bautizar cada pensamiento cada idea, cada minúsculo movimiento del ser o de la materia.
En este cuadro Sandra Pazo no intenta al absoluto y en lo que vemos está ese universo que nombra el título. Carnavales en la esquina de mi casa es una narración personal pero dice cosas universales… cuenta que el carnaval es un espacio- tiempo determinado rodeado de un azul grisáceo que lo enmarca por tres de sus lados mientras el hecho carnavalesco se apoya en los rojos de euforia, liberalidad o libertinaje que va impregnando todos los intersticios del carnaval. Ese espacio tiempo al que desde antiguo asignamos un papel preponderante en nuestras vidas está lleno de burbujas de racionalidad que nos dan una direccionalidad de comportamiento, individual y social conforme a normas establecidas pero durante el carnaval se rompen esas líneas “nos quitamos la máscara” que el resto del año nos permite mantener el equilibrio pero ese equilibrio esta, se va llenando de tensiones y eclosiona en ese espacio tiempo.
Siempre que se desarrollan fiestas, estas son pequeños carnavales, un desenmascararse creyendo que nos ponemos un antifaz y sucede que nos quitamos la máscara para ser nosotros mismos, liberados de trazos directrices de camino a recorrer… pero mansamente regresamos, al terminar la fiesta a eso que se llama realidad y usamos la máscara del comportamiento, de la verdad o la mentira, del ser o no ser.
Para Sandra, en la esquina de su casa (como en la esquina de la vida de cada uno) existe ese carnaval, el que se vio y aprendió en la niñez, donde el juego inocente o no nos hace participes de una libertad desconocida y vamos guardando los episodios…. La tinaja, el balde, harina, colores, y en cada rincón del planeta con sus climas y en el hoy los boliches, la música a volumen... En general el desenfreno… y una sociedad no debería invertir los términos “todo el año carnaval” y acotar tan solo quince días de meditación y razón. Hagamos como ella propone, respetemos ese espacio tiempo, acotémoslo sin perder la razón ni el espíritu.
©copyright Antonio Guzzo – abril 2018
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