Fantasía
de carnaval - vida de fantasía
Alegría
y desborde fue siempre el distintivo de este acontecimiento social y nuestra
época no escapa a ello y la vida cotidiana sigue su propio curso... por no
decir su propio corso.
Rufino
palomas, incansable hacedor y participante de carruajes, máscaras, comparsas y
todo acontecimiento festivo decide, ante la imposición de la cuarentena COVID,
empuñar pinceles y destapar las pinturas para así, representar los ambientes
que son de su interés; familia, sociedad, carruseles, corsos. Todo aquello que
nos puede hacer felices y mejores. Esto no quiere decir que no vea tristezas y
dolores. Así como la euforia no es tan llamativa, las lágrimas y tristezas están
atemperadas en la mayoría de los personajes. El fantasma de la alegría
sobrevuela hacia el costado más celeste-azul de la obra; el rey, un gran muñeco
sonriente mientras que la mayoría con su máscara habitual, ensayan una forma de
mirar, solo veo tres antifaz y … el de arlequín
deja escapar su lágrima
Todas
sus obras son un despliegue de colores, aun aquellas en blanco y negro, porque
la esencia eso transmite siempre, vida y la vida es color. Elige el fondo negro
pues resalta la claridad del conjunto y utiliza suavemente sombras y degrade
tan solo para que apreciemos la profundidad y el plano de cada figura. El
diablo no es tan solo un disfraz, es como la personificación de las ideas que
encierra el personaje. Desde el celeste de la derecha va gradualmente llegando
al rojo intenso para finalizar en el lila que anuncia un miércoles de ceniza,
un regreso a la realidad. Su marca, su identidad es mostrar todo sin
estridencia, con paz, tranquilidad, pero no escapa a las inquietudes de todo
ser humano para representarlas.
¡Feliz
esta obra y todas las que crea Rufino Palomas!
¡Felicitaciones
maestro!
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