En “La noche del cobre”
Silvana ha tomado un trozo de
espacio, abstracto de por sí, sin forma, invisible y, a fuerza de martillo y
algunas otras herramientas empezó a dar nacimiento a ciertas ondulaciones,
ciertas curvaturas, ciertos cortes que antes no existían pero con la lámina de
cobre se fueron haciendo patentes con el correr de las horas; formas que antes
no existían surgieron de la nada, el proceso creativo de Silvana comenzó a
transferir su idea creadora al cobre, que prestó su ductilidad para manifestar
una de las infinitas posibilidades de atrapar, de hacer patente el volumen
imaginado.
El espacio atrapado, la forma
recubierta.... la lámina de cobre aceptó la idea, se consustanció con la
artista y abrazó el espacio. Ella vio la necesidad de cerrar, de concretar el
volumen, tomo los hilos y unió donde era necesario. La espira, que está en el
origen de la vida, de toda vida, marca en profundidad lo esencial, lo que nos
mueve y en este caso la voluntad creativa se sumó a intuiciones que están en lo
más íntimo de la naturaleza humana.
Esta obra, algo que no existía,
ahora es un espacio con sentido, reconocible, gracias a Silvana, a su deseo de
hacernos patente uno de los infinitos espacios capturados por una mente
creadora... Gracias Silvana.
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