¿Hasta donde alcanza la mirada?
Hasta el infinito, que es una lejanía, una
estrella en el firmamento, un punto y lo absorbemos, traemos hacia nuestro
interior ese brillo, ese punto casi invisible de esa esfera celeste a esta
otra, terrestre y por el iris penetra profundamente en nuestro ser, ¡Nos
hacemos poseedores de esa estrella…! Así también absorbemos toda cercanía y sus
complejidades acompañadas de los otros sentidos, vibramos, nos apropiamos de
los otros seres que nos rodean. Cada cual es en sí una esfera, un universo que
gira sobre si mismo y con ese torbellino capaz de infinitudes abarca el todo
como un gran ego y se erige en protagonista, sin percibirlo acaso, de la gran
sinfonía universal.
El artista absorbe, interpreta ese cúmulo
incesante de información que le llega, toda sensación que le provocan, y
actúa. Actúa creando, transformando sus
vivencias, sus valoraciones en dibujo y color; en una obra.
Adriana Perez Pontieri, consciente del
contenido unitario en cada ser, de ese absorber incesante de nuestros sensores,
adopta en muchas de sus obras el círculo y la esfera que la contiene y desde su
vértice muestra en la superficie, toda expresión emotiva, no exenta de razones
que la sustentan.
Espiritu amplio, sensible y critico esparcen
sus excelentes obras!
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