Juegos sin fronteras
Antonio Guzzo
En el juego estamos implicados todos los participantes y a su vez cada uno es
"El" protagonista del mismo y lo jugamos de la mejor manera
posible...
Elena asume su rol en el juego de la vida y, superadas las vallas que
obstaculizaban su sentir, su desarrollo, no sin heridas y consecuentes
cicatrices. Decide jugar... plenamente conforme a su espíritu y conforme a su
protagonismo, conciente de la importancia de si misma... Si bien esto pareciera
ser egocentrismo no es tal desde el momento que se da entera en este juego.
Mirarse a si mismo es mirar a los demás con intensidad. Todos y cada uno,
aunque no seamos conscientes de ello, deseamos ser mirados...
Elena en sus obras indica esas miradas que se encuentran en todas partes y
todos deseamos se concentren en cada cual.
Esta alegría que trasuntan las obras de Elena es la misma alegría que sentimos
cuando una mirada, al menos una, nos llena, nos ilumina.
Elena ve esas miradas en todos los seres, en todos los ámbitos. Cierra sus ojos
en la complacencia de este juego de la vida.
Nos regala este mundo maravilloso en el cual cada uno es protagonista y
entornamos nuestros propios ojos pues ahora sabemos que estamos siendo mirados.
Este autorretrato es excelente... Nos recuerda nuestra propia imagen por eso
mirarla nos provee de felicidad, la que nos regala Elena
©copyright Antonio Guzzo – mayo 2010
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