LILIANA ARRIBAS - Acuarelas

Acuarela… Pigmento y agua…, esta tierra que pisamos; llena de secretos… recibe el agua, combina lo esencial y brotan los colores.

Diluir colores, unirlos, hacer transparentes los pensamientos, deseos, penas y alegrías es la base de acuarelar en papel todo ese fuego o ese aire que por los brazos y las manos se extiende con el pincel. No es fácil, es entregarse suavemente en cuerpo y alma, descubrirse ante otras miradas.

Lo importante es abarcar aquello que nos contiene y quizás el entorno, que aparece tormentoso ofrece ondulaciones como dunas u olas y al mirar de cerca descubrimos que a pesar del invierno, de los vaivenes, existe lo importante que en sí, es sencillo, simple, sin estridencias, como el centro de una flor.

Una esquina, una calle, su vereda, nos señalan un punto de referencia, un cotidiano andar, pero también dan la dirección del viento, rumbos posibles donde nos llevará y también la importante y esperanzadora dirección vertical.

Pensar; que a veces es un no querer indagar, es como el hilo que pende en la caña de pesca, impasible espera la señal, el tirón para decirnos... estás vivo. La desnudez de los pies es más relajante que tirar el anzuelo, pero tenemos al alcance el calzado. Cuando el hilo de pensamientos se tensa, hemos de tirar de él, sacar eso que está vivo y nos miraba desde adentro y ahora lo vemos extrañados como algo ajeno, damos vuelta la página, nos ponemos de pié, volvemos el pez al agua, los pensamientos se hacen alimento… Nos ponemos el calzado y echamos a caminar. 

No es sencillo indicar lejanía con una mirada, con un pincel, pero está ahí, como algo cercano e inquietante y desde la luz del rostro tiende una línea de distancia que separa lo claro de lo oscuro…  y es posible sean muchas páginas que han pasado y lo nuevo determina un final, una historia concluida.

Estimada Liliana Arribas tus obras son tu vida.  ¡Hay excelencia en técnica y contenido!!

©copyright Antonio Guzzo – 16 de febrero de 2020