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AntonioGuzzo dijo:
Susana Pott nos sugiere el caos, un caos lleno de movimiento y color, una abstracción que nos prefigura un algo disperso en lìneas, trazos, colores.
Somos seres hijos del caos... e intentamos salir de el, intentamos construirnos, intentamos comprender a que estamos sujetos y si logramos desprendernos, saber hacia donde vamos.
Nuestra orfandad es grande aun en este universo en que nos toca vivir, a pesar de todas las filosofías y religiones. Podrá alguien ser muy sabio e inteligente o reunirse un conjunto de ellos y definir creencias y conceptos pero en esencia mientras mas sabemos se desatan mas demonios y estos son los que nos rondan permanentemente.
Susana nos entrega sus demonios que a su vez son los nuestros... un mundo desordenado lleno de seres que quieren ser, que nos gritan sus blasfemias y a la vez nos ruegan los saquemos de ese cosmos desordenado... esos seres son como nuestro reflejo que ansían ser de otra manera...
Con ductilidad plástica y emotiva, poniendo en practica a frase “Conócete a ti mismo y conocerás a los demás” nos pone ante nuestro propio espejo para rescatar cada uno sus propios fantasmas, sus propios ogros del caos y darles la luz que necesitan...
Gracias Susana.
me encanta esta autora!
ResponderEliminarA mí me gusta también por el color que le da, nada entiendo de arte abstracto o surrealista, pero con la crítica de Antonio, veo mejor los trazos dados, y su significado.
ResponderEliminarSAludos
Desde las profundidades de su ser Susana Pott nos muestra su latir, su impotencia, sus luchas con el mundo y consigo misma.
ResponderEliminarBullen en su mente como madejas caprichosas, enredadas sus discusiones del día a día. El negro persiste en marcar límites. Más el verde se cuela dejando ver su constancia de siempre pegada a su piel, quizás su mañana que debe dejar fluir. Porque el paso por la vida nos dice que a pesar “de” debemos acomodarnos. Ya que siempre hay un amanecer.
Gracias Antonio por mostrarnos una nueva expresión de Susana Pott, bella como siempre y expresar tu sentir que nos hace sentir tan humanos.
María Esther Robleo B.